La estética del bambú “material inocente”, no se separa en nada de una concepción naturista, pero tiene que buscar algún fundamento en el placer y la satisfacción del arte-diseño-arquitectura y naturaleza. Esta experiencia estética comienza en la percepción como base fundamental de nuestra relación con el mundo. El arte es un modo de correspondencia con la realidad, a al cual trata de mejorar erigiéndose en estimulo y representación de su versión mejor y mas provechosa: a mayor inocencia, mayor capacidad de ideación.
El industrialismo es el momento central y constitutivo de la revolución estética de las vanguardias del siglo XX y de sus decisiones lingüísticas, actualmente nos gusta tanto la fealdad como la belleza. Como resultado, los estilos rompen radicalmente con la concepción naturalista, subjetivista y espiritualista del mundo artístico. Además según los teóricos del arte actuales, hoy en día, existe la crisis mas grave de toda la historia del arte: no queremos copiar la naturaleza ni imitarla. La función imitativa se utiliza muy poco, en comparación al uso que, en el siglo XIX, hacía de ella el impresionismo, romanticismo. Después de esta época, desaparecieron casi todas aquellas ideas y por lo tanto el arte de proyectar, diseñar y construir con la naturaleza, prosperando muy poco porque la tendencia al desarraigo y el desconocimiento de los procesos naturales en toda su complejidad hacen hoy mas difícil una relación de equilibrio y respeto mutuo; sólo utilizamos materiales sintéticos y artificiales y nos olvidamos de los naturales por falta de estímulos ambientales y emocionales de ver, oler y tocar y también por falta de control consciente y reflexivo de la conducta humana. Como resultado el humanismo del entorno artificial no está en un equilibrio armonioso.
Elevándose sobre los conflictos del vivir cotidiano, sobre sus limitaciones, su arbitrariedad y su desorden, nos ofrece un mundo donde la limitación es una excelencia, donde el desorden se transfigura en bella y armónica diversidad, donde toda forma se justifica íntimamente, como la vida de todo ser se justifica en la naturaleza. Tenemos que perder la confianza en los valores de la civilización industrial e, iniciar la búsqueda y el hallazgo de una nueva relación espiritual de armonía del humano con los ambientes naturales e históricos como los generados a lo largo de la historia del desarrollo del bambú.
Procuremos hacer el bambú contemporáneo-emocional, preferentemente con respeto a una realidad naturalista o positivamente con respeto a una realidad naturalística o positivisticamente considerada, como una nueva estético-ética futurista. Como resutado, viviremos una época de cambios radicales que conduzcan a la humanidad hacia un nuevo orden social: “ser un buen miembro dentro de su cultura” Poder encontrar mañana espacio en el mundo: lo sostenible.
*Irene Val Puyal, es arquitecta, paisajista y diseñadora de jardines sostenibles.
Fuente- Revista EcoHabita
Puede encontrartodo tipo de bambú en nuestra tienda online
Contactar con dbmabu al teléfono 937 972 942
Opiniones de nuestros clientes
Recibe nuestras novedades