La flor de Jericóes una especie única, sus ramas tienen la propiedad de contraerse con la sequedad, permaneciendo cerradas y secas durante años, hasta que la humedad o el contacto con el agua vuelve a abrirlas, recobrando su frescura y belleza.
La leyenda cuenta que, cuando Jesús se retiraba a orar al desierto, la Rosa de Jericó, arrastrada por los vientos, se detenía a sus pies y, de madrugada, después de abrirse con el rocío de la noche, ofrecía al Maestro las gotas de agua de sus ramas. Jesús las tomaba con las yemas de los dedos, llevándolas a los labios para calmar su sed. Conmovido, la bendijo.
Por este motivo se la considera la Flor Divina y se le atribuye especiales propiedades, es el talismán vivo más escaso y deseado.
La eterna flor Rosa de Jericó puede acompañarnos durante muchos años de nuestra vida. Podemos ofrecerla como regado a nuestros hijos a un familiar o amigo para que les proteja, eliminando las malas energías y atrayendo las buenas.
Opiniones de nuestros clientes
Recibe nuestras novedades